Historia de los pastorcitos

LOS TRES PASTORCITOS DE FÁTIMA

Un ángel que se identificó como el Angel de la Paz se le apareció primero a los tres pastorcitos de Fátima; ellos fueron preparados por él antes de las apariciones que iban a ocurrir un año mas tarde. 
Los tres niños eran Lucía Do Santos de nueve años, y sus primos Francisco y Jacinta Marto, de 8 y seis años respectivamente.

El día 13 de mayo de 1917, Nuestra Señora la Virgen María se apareció a los tres pastorcitos por primera vez, estas apariciones sucedieron el día 13 de cada mes y continuaron durante los ocho meses consecutivos. Allí, la Vírgen les reveló tres secretos: Uno anuncia el inicio de la II Guerra Mundial, mientras que el segundo pronostica la conversión de Rusia. El tercero se ha asociado al atentado del Papa Juan Pablo II, cuando  un hombre consiguió dispararle el 13 de mayo de 1981, el mismo día en que la Virgen de Fátima se apareció a los niños en la famosa Cova de Iria.







SAN TARSICIO DE ROMA


Festividad:  26 de Abril – Patrono de los acólitos




En Roma había un emperador duro y sanguinario, creía que los cristianos eran los enemigos del Imperio y decidió acabar con ellos. Los cristianos para poder celebrar sus cultos se escondían en las catacumbas o cementerios romanos. Era frecuente la trágica escena de que mientras estaban celebrando los cultos llegaban los soldados, los cogían de improviso, y, allí mismo, los decapitaban o les martirizaban. El pequeño Tarsicio había presenciado la ejecución del mismo Papa mientras celebraba la Eucaristía en una de estas catacumbas. La imagen macabra quedó grabada fuertemente en su alma de niño.

Un día el Papa Sixto estaba celebrando la Eucaristía, recuerda a los otros encarcelados que no tienen sacerdote y que por lo mismo no pueden fortalecer su espíritu, si no reciben el Cuerpo del Señor. Pero ¿quién será esa alma generosa que se ofrezca para llevarles el Cuerpo del Señor? . Uno de estos tiernos niños es Tarsicio. Ante tanta inocencia y ternura, el Papa Sixto emocionado le dice: "¿Tú también, hijo mío?" —"¿Y por qué no, Padre? Nadie sospechará de mis pocos años".

El Obispo toma las Sagradas Formas y en un relicario las coloca con gran devoción a la vez que las entrega al pequeño Tarsicio, de apenas once años, con esta recomendación: "Cuídalas bien, hijo mío". —"Descuide, Padre, que antes pasarán por mi cadáver que nadie ose tocarlas".

Los paganos le encontraron cuando transportaba el sacramento del Cuerpo y Sangre de Cristo y le preguntaron que llevaba. Tarsicio se negó a responder; pero ellos sospechando que llevaba algún odiado “misterio” de los cristianos, le apedrearon y apalearon hasta que exhaló el último suspiro, pero no pudieron encontrar el sacramento de Cristo ni en sus manos, ni en sus vestidos.

 
                                                      Para ver el video